En la antigüedad, en unas bodas los Árabes distribuían carne envuelta en tortillas. Si los invitados eran más que carne, les daban a sus seres queridos y amigos, aquellos a que se consideran su familia, tortillas vacías envueltas. Y ellos les comieron, sin dar la apariencia de que estaban vacíos.
En una vez uno de invitados, al ver que su tortilla sin carne, comenzó a gritar: "¡Oh, mi tortilla sin carne!". Y el dueño le respondió: "¡soy culpable ante ti, te he considerado por el mío!".
Cuánto en hoy día esos, en quienes confiábamos, en quienes nos fascinaban, creían que eran "suyos", que estábamos juntos... sin embargo, estábamos equivocados.
Elija cuidadosamente a los a que se reparten las tortillas vacías.
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