Para eso tenía una imagen pequeña en la que eran dibujaban el faro y el barco sobre el mar. Por encima de ellos, como si en el cielo, mientras nubes, volaban dos gaviotas, y brillaba el sol.
    El pastelero amablemente tomó su orden y ha ofrecido venir a mañana (mañana por la mañana).
     El hombre miró a la torta con concentración, después miró en su imagen. Después volvió a mirar la torta...
    Aún miró fijamente a la torta y otra vez miró a la imagen.
    E inmediatamente empezó resentirse y gritar
– ¡Ustedes miran! ¡Que han hecho!
    Sobre mi imagen el faro está a la izquierda, y el barco está al derecho.
   ¿Y Ustedes qué tienen? ¡El barco en vez del faro! ¡Ustedes tienen todo al contrario!
   ¿Y dónde están mis gaviotitas?
    ¡Veo solo el sol y las nubes! ¿Por qué?
¡No necesito esa torta!
    Y pastelero le ofrecía calmar y esperar un poco y regresar por dos horas.
– ¡Señor, calma, por favor! Vamos a tratar todo corregir. Y al mismo tiempo, completamente gratis.
    Dos horas más tarde el hombre regresó en la pastelería y esta vez el pastelero le exhibía la torta de versión nueva.
    En esta vez la imagen sobre la torta ya era en orden completo.
    El faro y el barco estaban en sus lugares e en el cielo, además del sol y de las nubes, volaban dos gaviotas.
    El hombre agradecía a todos y decía que ahora él está satisfecho.
    Ahora estoy satisfecho.
    El pastelero le pregunté:
– Señor, ¿cuál una caja va a querer para su torta? Ayúdame a seleccionar por favor.
    El hombre le sonrió, después sacó una cuchara pequeña y le respondió:
– Oh, señor, gracias, no preocupa, voy a comer justo aquí.
                                                                  ...se puede a reír...

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